El Autocares Rodríguez Daimiel volvió a verse condicionado por un mal inicio de partido que terminó marcando el desarrollo del encuentro. El 23-12 del primer cuarto fue una losa demasiado pesada y, aunque el equipo compitió y llegó a situarse a solo seis puntos a falta de cuatro minutos, la precipitación en los momentos decisivos acabó ampliando la ventaja local hasta el definitivo 74-59.

El partido comenzó con un intercambio de canastas que hacía presagiar igualdad, pero los locales supieron romper pronto el equilibrio aprovechando el bajo porcentaje de acierto de los daimieleños. Bazu fue creciendo con el paso de los minutos y cerró el primer periodo con una renta importante.

En el segundo cuarto, los de Daniel García dieron un paso adelante. El equipo ajustó mejor en defensa, fue más solidario en el esfuerzo colectivo y comenzó a encontrar mejores situaciones de tiro. Pelayo Barcala y Francisco Espinosa empezaron a sumar en ataque, mientras Bruno Baíllo aportaba energía en el rebote y finalizaciones cerca del aro. Pese a la mejora, cada intento de acercamiento era respondido por los locales, que supieron mantener la ventaja.

Tras el descanso, el tercer cuarto mantuvo el mismo guion. Daimiel siguió remando con insistencia, llegando a colocarse en varias ocasiones a las puertas de engancharse definitivamente al partido. Sin embargo, errores propios en momentos clave permitían a Bazu volver a estirar la renta hasta la decena de puntos, evitando que el partido cambiara de dinámica.

En el último periodo, un arreón final del Autocares Rodríguez volvió a meter el miedo en el cuerpo a los locales. El equipo se situó a seis puntos y parecía tener opciones reales de darle la vuelta al marcador. No obstante, la urgencia por remontar provocó precipitaciones en ataque y pérdidas que Bazu aprovechó para encontrar canastas cómodas y sentenciar el encuentro.

Pese a la derrota, el equipo dejó muestras de carácter y competitividad, demostrando que es capaz de pelear hasta el final incluso en situaciones adversas. Toca seguir luchando, corregir los inicios de partido y mantener la fe en el trabajo diario, convencidos de que el esfuerzo acabará dando sus frutos.

El Autocares Rodríguez Daimiel logró su primera victoria del curso en un partido inolvidable, decidido tras tres prórrogas y en el que el equipo mostró una resistencia, carácter y fe admirables. Un duelo repleto de emoción, alternativas y actuaciones individuales de enorme mérito que terminó con el pabellón en pie celebrando un sufrido, pero merecidísimo, 120-107.

El choque comenzó siguiendo el patrón de jornadas anteriores: un rival muy acertado y un conjunto daimieleño incapaz de frenar su ritmo inicial. Boadilla anotó 20 puntos en apenas cinco minutos, liderado por un inspirado Ángel Luis Olmedo, que sumó 14 puntos solo en el primer cuarto (terminaría con 37). El 15-29 del cierre del cuarto parecía un golpe duro, pero el equipo no se rindió.

Tras la charla entre periodos, algo cambió. El Daimiel salió con energía renovada, mucho más agresivo en defensa y con mejores lecturas ofensivas. El recién incorporado Ignacio García (que firmó un debut espectacular: 17 puntos, 14 rebotes, 5 asistencias y 33 de valoración) aportó tanto en ataque como en defensa. A su vez, Pablo Villanueva (20 puntos) y Luis Rodríguez empezaron a producir con constancia. Con todo ello, el Autocares Rodríguez Daimiel redujo la desventaja y se marchó al descanso muy vivo (40-46).

Tras el paso por vestuarios se mantuvo la igualdad. Daimiel consiguió frenar a Olmedo durante varios minutos, mientras Francisco Espinosa (22 puntos y 10 rebotes) y Pelayo Barcala aportaban en momentos clave. Con todo por decidirse, se entró al último cuarto con un ajustado 58-59.

Los últimos diez minutos fueron un carrusel de emociones: cada canasta daimieleña era respondida por Boadilla. Luis Rodríguez tuvo un lanzamiento sobre la bocina para ganar, pero el balón no quiso entrar, dando inicio al primero de los tres tiempos extras que se necesitarían para decidir el encuentro.

En la primera prórroga, el Autocares Rodríguez Daimiel pareció romper el partido. Canastas de Ignacio García, Pelayo y un triple de Villanueva pusieron el marcador 89-84. Pero Boadilla volvió a empatar y Pape Bermejo tuvo dos tiros libres para ganar… que no entraron.

En el segundo tiempo extra emergió de nuevo Luis Rodríguez, asumiendo galones ofensivos. Ignacio controlaba el rebote y Pape tendría de nuevo la oportunidad de decidir: dos tiros libres a cuatro segundos del final. El primero entró para empatar, pero el segundo no.

Y ahí, en la tercera prórroga, el equipo dijo “ahora o nunca”. El conjunto daimieleño se fue por el partido con total determinación. Luis Rodríguez anotó 11 puntos solo en este tercer tiempo extra, liderando un parcial definitivo que desbordó por completo a Boadilla. Con un pabellón entregado, el Autocares Rodríguez cerró el encuentro con energía y, por fin, con la recompensa: 120-107.

Tras semanas de trabajo, la barrera psicológica se ha roto. El equipo ha demostrado que puede competir, que tiene recursos y que, cuando juega con alma, es difícil de superar. A seguir creciendo. La primera ya está aquí.

El Autocares Rodríguez Daimiel cayó en Madrid en un partido de ritmo vertiginoso y anotación muy alta, donde compitió de tú a tú durante más de 35 minutos, pero acabó cediendo ante un Zentro Basket que demostró mayor profundidad y consistencia en el tramo final.

El encuentro comenzó con intercambio de golpes (6-6), pero pronto reaparecieron los fantasmas de jornadas anteriores: un parcial de 9-0 permitió a los locales despegar en el marcador y poner a los daimieleños a remolque demasiado pronto. Lejos de hundirse, el equipo sacó carácter y, apoyado en el liderazgo ofensivo de Luis Rodríguez, encontró de nuevo sensaciones para cerrar el primer cuarto con un esperanzador 23-22.

En el segundo cuarto el guion no varió. El choque se convirtió en un ida y vuelta constante, y a medida que avanzaban los minutos empezaron a aparecer figuras clave: Francisco Espinosa, sólido en la pintura, y Cedric Din Penda, último fichaje del equipo, que aportó energía y puntos desde el banquillo. Con ambos asumiendo protagonismo, la igualdad se mantuvo hasta el descanso (45-42) y dejaba el partido completamente abierto.

El tercer cuarto fue un auténtico festival ofensivo. Ambos equipos elevaron el ritmo, buscando el aro con agresividad y castigando cada transición. Zentro Basket llegó a manejar ventajas cercanas a los diez puntos, pero una y otra vez el Daimiel respondía: triples, penetraciones y acciones interiores que devolvían la igualdad. El encuentro se convirtió en un intercambio continuo, con posesiones cortas y decisiones de alto riesgo, un escenario que favoreció a los madrileños gracias a su capacidad para forzar faltas y rentabilizar los tiros libres.

Ya en el último cuarto, el partido seguía abierto con cinco minutos por jugarse. Pero entonces llegó el golpe definitivo: un parcial rápido del conjunto local, que terminó construyendo una renta de diez puntos. Ese tirón obligó a los daimieleños a acelerar sus ataques, y la precipitación acabó pasando factura. Zentro Basket supo gestionar la ventaja y cerró el choque con solvencia hasta el 106-89 final.

A pesar del resultado, el Autocares Rodríguez Daimiel dejó una imagen muy competitiva y un esfuerzo colectivo digno de elogio. El equipo mostró capacidad de reacción, personalidad y recursos ofensivos para pelear ante uno de los rivales más potentes del grupo. El aprendizaje es claro: el nivel mostrado durante 35 minutos es el camino, pero hace falta continuidad para convertirlo en victorias.

La próxima jornada, el equipo buscará la primera en casa ante Boadilla, arropado por su afición y con la convicción de que el triunfo está cada vez más cerca.