El encuentro tuvo un inicio complicado para los de casa, quienes vieron cómo Basket Cervantes arrancaba con un parcial de 2-11 que hizo pedir tiempo muerto al técnico local, consciente de que era necesaria una reacción. La pausa funcionó. De vuelta a la cancha, el los daimieleños mejoraron atrás, imponiendo una defensa férrea que dejó a sus rivales sin anotar en lo que restaba del primer cuarto. La intensidad defensiva y la capacidad de cortar líneas de pase dieron sus frutos, marcando un punto de inflexión en el encuentro.
El segundo y tercer cuarto continuaron bajo la misma tónica. Con una defensa sólida y bien organizada, el Luyra Enosentidos Daimiel controló el ritmo del partido, aprovechando para correr y sumar puntos en transición. El juego colectivo se mostró en su esplendor, con rápidas salidas y acierto en el aro contrario, lo que permitió al equipo daimieleño consolidar una ventaja cada vez más cómoda.
Sin embargo, el último cuarto trajo nuevos desafíos. Una pequeña lesión y problemas de faltas mermaron las rotaciones del Daimiel, lo que, sumado al ajuste táctico de Basket Cervantes que optó por defender en zona, complicó el panorama. El cambio defensivo del equipo visitante, acompañado de una baja efectividad del Daimiel desde el perímetro, permitió que el rival recortara distancias en el marcador, encendiendo las alarmas del banquillo local.
A pesar de ello, el Luyra Enosentidos Daimiel supo recomponerse en los instantes finales para cerrar el partido con un +12 en el marcador. La victoria dejó sensaciones agridulces, pero el equipo supo sobreponerse a las adversidades y mantener su dominio defensivo como clave del triunfo.